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Tercer Trimestre Historia IV

De la transición a la democracia a la crisis neoliberal del 2001

 

     Entre los años 1983 y 2001, nuestra Argentina democrática siguió condicionada por la acción de los sectores económicos dominantes nacionales y extranjeros, que reemplazaron los Golpes cívico militar de 1955, 1962, 1966 y 1976, por los Golpes de Mercado como la hiperinflación de 1989 y la crisis del 2001, para influir en el poder político y aplicar políticas favorable a sus propios intereses. Así como el capitalismo neoliberal necesitó a la dictadura militar de 1976 para imponerse eliminando a todo oposición por las armas, también necesito a los gobiernos democráticos para expandirse durante la presidencia de Alfonsín (1983-89) y consolidarse en las presidencias de Menem (1989/95;1995/99) para entrar en crisis con la renuncia del presidente Fernando de la Rúa (1999-2001).

       El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín, de  la Unión Cívica Radical asume la presidencia luego de haber triunfado en las elecciones del 30 de octubre de 1983 con el 52 % de los votos al candidato del Peronismo Italo Luder. En el “regreso a la democracia” Alfonsín intentó restaurar las instituciones democráticas en una sociedad con valores autoritarios mientras continuaba el modelo neoliberal impuesto durante la dictadura, que imponía la apertura al capital extranjero y su consecuencia el aumento impresionante de la deuda externa, de la pobreza y de la desigualdad social junto a las denuncias por violaciones a los derechos humanos. A pesar de la permanencia del poder militar, quienes establecieron diferentes mecanismos de impunidad como el "Documento final" que establecía una autoamnistía de las violaciones a los derechos humanos, el presidente Alfonsín ordenó, el enjuiciamiento de la junta militar y de los principales jefes de las organizaciones guerrilleras, pero los militares fueron absueltos por el tribunal militar. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), entregó el informe “Nunca Más” sobre los desaparecidos que sirvió de base  para el juicio civil de 1985 donde los jefes de la junta militar: Videla, Massera, Agosti, Viola y Lambruschini fueron condenados, mientras Graffigna, Galtieri, Anaya y Lami Dozo fueron absueltos. El juicio a las juntas militares molestó a las fuerzas armadas, obligando al gobierno a  sancionar  la ley de Punto Final que establecía un plazo máximo de tiempo para iniciar los juicios ; pero al surgir nuevos juicios en todo país,  los militares responden con la rebelión carapintada dirigida por el teniente coronel Aldo Rico, en la Semana Santa de 1987, que fue resuelta cuando el pueblo salió a las calles a defender a la democracia y el acuerdo de Alfonsín con los militares donde se aprueba la Ley de Obediencia Debida por la cual no se realizarían más juicios a los militares de menor rango. Ambas leyes fueron derogadas luego por el  presidente Kirchner.

      La difícil articulación entre la sociedad civil y el Estado condicionaba la vuelta de la democracia, donde Alfonsín, de gran capacidad oratoria, era el símbolo de los valores democráticos de las masas frente a los poderes autoritarios representados por el poder militar y el poder económico. Mientras las cajas del Plan Alimentario Nacional (PAN) de 1984 alivianaban la pobreza de los excluidos del sistema neoliberal Alfonsín renegociaba la deuda externa y resolvía con una consulta popular la disputa con Chile por el Canal de Beagle, además de asentar los cimientos del Mercosur. En 1985 se implementa el Plan Austral, donde el Austral como nueva moneda reemplazaba al peso en una relación de 80 centavos de austral por dólar y un acuerdo con los principales grupos empresarios y los acreedores externos,  pero al poco tiempo nuevamente la inflación afectaba los salarios y la conflictividad social y el presidente Alfonsín fue perdiendo poder con los 13 paros generales de  la CGT combativa de Saúl Ubaldini, la mala relación con la iglesia católica por la ley de divorcio, la derrota en las  elecciones legislativas de 1987, la rebelión militar "carapintadas" del coronel Mohamed Alí Seineldín, que terminó con la renuncia del jefe del Ejército y la ocupación del regimiento de la Tablada por 46 militantes del Movimiento Todos por la Patria, encabezados por Enrique Gorriarán Merlo el 23 de enero de 1989 que dio lugar a varios muertos y el aumento de la incertidumbre.

      La devaluación de la moneda, la  hiperinflación de 1989, y el saqueo de supermercados en el conurbano bonaerense y en Rosario por parte de la población, terminaron con  el resto del poder de Alfonsín. Mientras la clase media compraba dólares, las grandes empresas retenían sus divisas y la mayoría de la población no podía comprar alimentos, el 14 de mayo de 1989 Carlos Saúl Menem del Partido Justicialista triunfaba con el 49 por ciento de los votos al candidato radical Eduardo Angeloz. Alfonsín obligado por la crisis económica y social entrega el mando  5 meses antes,  el  8 de julio de 1989 a Carlos Menem y un presidente constitucional pasaba el poder a otro presidente electo por primera vez desde 1952. Para lograr la pacificación nacional, Menem indultó a los ex comandantes de la dictadura militar que estaban en prisión y también a los dirigentes montoneros,  en cumplimiento de la teoría de los dos demonios y el olvido garantizaba la impunidad e injusticia del terrorismo de Estado. El coronel Seineldín encabezó una nueva sublevación "carapintada” que fue sofocada y sus líderes detenidos y expulsados de las filas militares. En 1995, por el asesinato del soldado Carrasco se sanciono la ley que suprimía el servicio militar obligatorio. En política exterior  en 1992 se restablecieron las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña; en 1998 firmo un tratado con Chile  que resolvía el último conflicto fronterizo entre ambos países, los Hielos Continentales.

     El presidente Menem asesorado por grandes representantes del neoliberalismo en Argentina, como el ex ministro Álvaro Alsogaray y los técnicos del grupo Bunge y Born, inicia la Reforma del Estado que significó el debilitamiento del Estado, la apertura al capital extranjero y de las importaciones; el achicamiento de los gastos del Estado con las ventas de los bienes estatales y la alianza con los grandes grupos económicos antiguos opositores al peronismo. La profunda transformación del Estado en todos sus aspectos, consolidó al neoliberalismo establecido por la junta militar, que fue aceptada por la mayoría de la sociedad que delegaba sus intereses por el miedo a la hiperinflación y a la disgregación social en un primer momento para luego con la estabilidad económica convencerse de que éramos un país del primer mundo guiados por la mano del neoliberalismo, la globalización  y de las relaciones carnales (diplomacia) con los Estados Unidos.

     Hacia 1991 el ministro de Economía, Domingo Cavallo, puso en vigencia el Plan de Convertibilidad que consistía en la paridad fija de la moneda nacional con el dólar ( 1 dólar=1 peso) y la prohibición de actualizar las variables económicas de acuerdo al índice de precios (indexación) bajando la inflación para alcanzar la estabilidad económica apoyado por la abundancia de capital extranjero fundamentalmente de origen español. Los créditos permitieron que los asalariados accedan a la compra en cuotas de automóviles, motos, electrodomésticos y vacaciones en el exterior. El achicamiento del Estado se produce con las privatizaciones de las empresas estatales: Yacimientos Petrolíferos Fiscales, aerolíneas argentinas, correo oficial, teléfonos, ferrocarriles, televisión, rutas, puertos, electricidad; con el pacto fiscal  que limitaba la coparticipación federal  y las provincias obligadas emitieron bonos de circulación local de escaso valor;  con el traspaso de la salud y la  educación pública de la Nación a las provincias pero solo de las obligaciones no de los recursos para su mantenimiento.

     Con la estabilidad y el crecimiento económico logrado por la convertibilidad, las Fuerzas Armadas bajo control y con una oposición política debilitada, Menem pudo llegar a un acuerdo con Alfonsín (pacto de Olivos) por el cual, en 1994, se convocó a una Convención Constituyente que reformó la Constitución Nacional que le permitió en las elecciones de 1995 ser presidente por 4 años más con el 52 % de los votos, siendo el segundo presidente constitucional después de Perón que era reelecto y la reforma del Estado Neoliberal se intensifica con la flexibilización laboral que quitaba derechos sociales adquiridos por los trabajadores. Hacia 1994 la convertibilidad se enfrentaba al “efecto tequila”,  a la devaluación de la moneda y a la fuga de capitales de México que se extendió  a todos los países, generando desconfianza de los capitales financieros internacionales que disminuyeron su inversión en nuestro país, intensificándose la crisis del gobierno de Menem y la deuda externa que aumentaba a 160 mil millones de dólares con las crisis económicas de Tailandia, Rusia y Brasil.

     En agosto de 1996, las peleas entre Menem y Cavallo y la posterior renuncia del “superministro” de economía,  que regresaría a ese cargo luego en el gobierno de De la Rua, mostrarían los vicios políticos, frivolidad,  la corrupción y los efectos económicos y sociales negativos del gobierno de Menem. Los logros neoliberales tendrían un alto costo: incrementó de la deuda externa donde los nuevos préstamos servían para el pago de los intereses, desaparición de la industria nacional, descomposición de las instituciones democráticas, congelamiento de los salarios, precarización laboral, desocupación, pobreza, indigencia, concentración  de la riqueza en una minoría, recesión y crisis económica …y se iniciaron las protestas sociales  en todo el país por parte de empleados públicos, trabajadores de todos los rubros, organizaciones gremiales como MTA, CTA , apagones y cacerolazos, la carpa blanca de los docentes de CTERA , cortes de rutas en Cutral Có y Tartagal, ollas populares   que obligaron al menemismo a  utilizar a la justicia y a la Gendarmería para reprimir. En esta etapa el movimiento piquetero surge como defensa  frente a la destrucción de los puestos de trabajos pero se fueron conformando con muy poco: ayuda en alimentos o ropa y los "planes Trabajar" que garantizaba la tranquilidad política del gobierno y la seguridad económica de las corporaciones mientras las mayorías se empobrecía.

     En las elecciones de octubre de 1999 Fernando de la Rúa, candidato a presidente por la Alianza, triunfa a la Formula Eduardo Duhalde-Ramón Ortega del justicialismo con la promesa de mantener la Convertibilidad  Menemista, el modelo: 1 peso=1 dólar y el discurso de la transparencia y respeto a las instituciones. La alianza gobernante estaba integrado por sectores ideológicos antagónicos lo que sumado a las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) junto al déficit fiscal, desequilibrios comerciales, recesión, desocupación y una deuda externa de 160.000 millones de dólares dejados por el gobierno de Menem, condicionaron al nuevo gobierno. Para sostener la convertibilidad neoliberal el ministro de Economía, José Luis Machinea, aplica en marzo de 2000 un plan de ajuste, rebajando salarios y solicitando un préstamo al FMI bautizada “blindaje financiero” para pagar a los acreedores extranjeros. Tiempo después la renuncia del  vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez (líder del Frepaso) quién denunció hechos de  corrupción y del jefe del gabinete de ministros, Rodolfo Terragno, el gobierno de la Alianza ingresa en una crisis política  que sumado a la imagen negativa del presidente y el descenso de las reservas del Banco Central  acentuaba la debilidad del gobierno.

El Nuevo ministro de economía Ricardo López Murphy, quien renuncia a las dos semanas, realizó un  nuevo ajuste para recortar gastos debilitando aun más al gobierno lo que obliga al presidente,  hacia marzo de 2001,  nombrar como ministro de economía al creador de la Convertibilidad y ministro de economía del presidente Menem,  Domingo Cavallo, quien recibió de la cámara poderes especiales para gobernar por decreto durante un año.  Frente al malestar social y económico el ministro presenta su plan de “déficit cero” que consistía en recortes salariales a activos y pasivos para cumplir con el pago a los acreedores pero sostener la convertibilidad era imposible hasta para el FMI y los mercados internacionales que se negaron a otorgar nuevos prestamos agravándose el “riesgo país” y la solución  para salvar a la convertibilidad y al sistema bancario fue fijar un límite de 250 pesos semanales para todas las extracciones bancarias,el corralito y el corralón, lo que provocó la  movilización social espontánea hacia Plaza de Mayo los días 19 y 20 de diciembre del 2001. En todo el país cacerolazos de la clase media, piquetes, saqueos, huelgas, protestas, estado de sitio, mientras el presidente Fernando De la Rúa  abandonaba la casa rosada en helicóptero dejando 30 muertos por la represión policial luego de dos años y diez días de gobierno. El gobierno quedaba en manos de cuatro presidentes en una semana mientras  se imponía el  “Que se vayan todos” como expresión de las mayorías descontenta con el sistema político  mal acostumbrado  a las políticas contrarias a los intereses Nacionales.

La crisis de 2001 fue una de las mas grandes de Argentina, expresadas por una gran inflación, caída de las reservas, fuga de capitales, desocupación y subocupación, baja de salarios, aumento de la pobreza, derrumbe de las economías regionales, de los comerciantes, de los pequeños productores  e industriales, devaluación del peso y de los bonos provinciales y el nacimiento de los clubes de trueque para sobrevivir. La inflexibilidad para cambiar las recetas económicas junto al corralito financiero implementado por Cavallo, fue solo el detonante de la crisis 2001 .  Varios de los factores de la crisis tuvieron su origen tiempo atrás en el reemplazo del  modelo industrial sustitutivo por el neoliberal, durante la  dictadura cívico militar que planificó el retroceso social, laboral, tecnológico, cultural y educativo junto al retroceso industrial y económico para favorecer el crecimiento de los sectores concentrados de poder productivo y financiero nacionales y extranjeros  junto al  endeudamiento externo y la orientación del  FMI, potenciados `después por las reformas de Menem con la convertibilidad incluida para garantizar la dependencia argentina del capital extranjero.

     La Asamblea Legislativa eligió en reemplazo de De  la Rua, al presidente del Senado, Ramón Puerta, hasta el día 21 de diciembre  cuando asume designado por el Congreso Adolfo Rodríguez Saá, quien anuncio la suspensión de pagos de la deuda externa pero por conflictos con los gobernadores peronistas  renuncia el 30 de diciembre siendo remplazado durante horas por el presidente de la cámara de diputados, Eduardo Camaño hasta que el 2 de enero de 2002, es designado por el Congreso, el Eduardo Duhalde quien en su primera medida, puso fin formalmente a la Convertibilidad y devaluó la moneda local. Además abandonó el tipo cambiario fijo,  estableció la pesificación de la economía y  se termina con los limites para retirar efectivo de cuentas corrientes (corralito), y para retirar fondos de depósitos a plazo fijo (corralón). El programa económico seguía cumpliendo las exigencias del FMI, en cuanto a la reducción del gasto público lo que incrementaba la conflictividad social   obligando a Duhalde a adelantar las elecciones para el 27 de abril de 2003,  donde el peronismo dividido presentó tres candidatos: Menem, Rodriguez Saá y Nestor Kirchner quienes se enfrentaron al candidato de  la Unión Cívica Radical, Leopoldo Moreau entre otros. Menem triunfa con el  24,4% de los votos frente al 22% de Kirchner pero en la segunda vuelta electoral no se presenta y Kirchner fallecido en el 2010 se convirtió automáticamente el presidente asumiendo el cargo el 25 de mayo de 2003  hasta el 2007 dejando el poder con muy buena imagen positiva

 

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