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Segundo Trimestre Ciencia Política

La Cultura política como guía para el buen votante

 

"Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento…" .

Nelson Mandela (Ushuaia, 1998)

 

     La cultura política es el conjunto de significados, símbolos, prácticas y creencias colectivas practicadas por individuos y grupos donde se representan las relaciones de poder y conflictividades  en un contexto social heterogéneo y dinámico. La cultura Política es el escenario donde se produce la lucha por el poder, el cambio y reproducción de las condiciones para la reproducción del orden creado que incluye la cosmovisión de dominantes y dominados, los modos de autorepresentarse y de representar a los otros, en relaciones de desigualdades material y simbólico. Teniendo en cuenta el concepto procesual y cambiante de cultura de Néstor García Canclini como el conjunto de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación de la vida social,  la cultura es entendida como una instancia de conformación del consenso y la hegemonía, es decir de configuración de la cultura política y de la legitimidad.  La clase dominante establece una lógica para la reproducción del conformismo social, el tipo de conflicto y sus soluciones posibles.

     La democracia en cuanto concepción de una sociedad basada en relaciones sociales libre de toda arbitrariedad consiste en organizar la sociedad en el diálogo, disenso, consenso, libertad, igualdad ante la ley, sufragio universal, pluralismo político, tolerancia de las diferencias, e igualdad de oportunidades y posibilidades entre la participación  representación que aseguran todos los derechos sociales, civiles, Políticos, económicos, culturales y humanos para todos, mediante el ejercicio de la soberanía del pueblo. Coincidimos con Norberto Bobbio (En Diccionario de política. México. Siglo XXI. 1995) cuando dice que "la democracia está en constante transformación, es dinámica y perfectible por naturaleza y concluye que la democracia ni está tan mal, ni tiene mejor alternativa ... " , pero la democracia no puede reducirse solo a emitir el voto en las elecciones (democracia formal o procedimental) sino que debe ser entendida como un concepto abierto que sigue siendo un valor digno de ser alcanzado en una historia construida por la voluntad de la mayoría y no de una minoría. Una democracia como proceso constante hacia una vida mejor para todos, donde cada paso genera conflictos y posibilidades hacia una sociedad justa integrada por personas libres, de verdad. Democracia que establece condiciones dignas e igualitárias de existencia para todos los ciudadanos en el acceso a la alimentación,  vivienda,  salud y educación (democracia sustantiva o sustancial).

    La democracia no debe limitarse solo a los medios o procedimientos sino a los fines de su existencia, pero desde su origen en Atenas esa democracia fue parcial porque en las asambleas, donde se trataban los problemas comunes, se reunían solo los ciudadanos quienes conformaban la clase dominante, pero no las mujeres, los metecos (extranjeros), ni esclavos. Lo mismo sucede en Roma, una sociedad aristocrática dominada por el senado integrado por patricios (ricos) que cuando permitieron el ingreso al senado a los plebeyos (pobres), estos se convirtieron en ricos olvidándose de su condición. En la Edad Media se practicaron formas de democracia en los Cantones Suizos a partir del siglo XIII. En Inglaterra se produce una evolución a partir de la Carta Magna de 1215, que lleva a la actual democracia parlamentaria. A medida que el feudalismo desaparecía, surgía la burguesía rica (ayer revolucionaria al derrocar a la nobleza, hoy conservadora) que disponía de recursos para participar en los asuntos de gobierno llegando a los conceptos de igualdad de derechos políticos y sociales con el humanismo y más tarde durante la Reforma protestante en la lucha por la libertad religiosa. En el siglo XVII y XVIII los pensadores de la ilustración (Locke, Rousseau, Montesquieu, Voltaire ...) dieran las bases al liberalismo político que se manifestó en el parlamentarismo ingles y en las revoluciones burguesas : industrial, americana y francesa quienes in­troducen el sistema republicano que establece la forma de democracia moderna, indirecta o representativa, donde el pueblo gobierna a través de sus representantes a quienes elige. Se parte de la valoración del individuo y de la igualdad ante la ley de todos los hombres, y la suma de las voluntades de ellos constituye la soberanía popular.

    En Latinoamérica, los movimientos independentistas (1808-1824) siguen el ejemplo de Estados Unidos, e inician en el siglo XIX un proceso parcialmente democrático caracterizado por los constantes cambios políticos y las imposiciones de los grupos dominantes, caudillos, oligarquía, enfrentamientos ideológicos, dependencia económica con el poder financiero internacional, dando origen a breves épocas de libertad y largos periodos de dictaduras militares lo que impidió el desarrollo de una cultura política democrática que se manifiesta hasta hoy, ya no con soldados y tanques sino con el poder del mercado y de los medios de comunicación levantando la bandera de la democracia, pero una democracia excluyente que reproduce pobres y excluidos todos los días en contextos de sistemas autoritarios, entre el hambre y el garrote.

En nuestro país, la democracia se reduce al ejercicio de derechos políticos para elegir a los gobernantes y la ausencia perpetua de las condiciones necesarias para el ejercicio de los otros derechos. Lo cual garantizan la reproducción del  analfabetismo político que siempre es favorable a quienes ejercen el poder. Una real democracia necesita un pueblo formado políticamente, pero tener cultura política democrática no significa solo conocer cómo funciona el mundo político, sino pensar, sentir y actuar de acuerdo a los valores de libertad, solidaridad, tolerancia, diversidad, disenso y consenso, buscando una vida mejor para las mayorías... pero no estamos acostumbrados, nuestra subjetividad inmediata es producto de la hegemonía totalitaria capitalista neoliberal que se inicia  con el golpe de Estado en 1976 que como poder instituido establece el sentido común que favorece a quienes lo imponen, surgiendo las desigualdades, injusticias sociales y multiplicación de excluidos, que aceptamos naturalmente al perder nuestra libertad de pensar. El Estado ya no representa los intereses de todos porque representa los intereses de unos pocos , incrementándose la reducción o supresión del gasto público  y de pobres.

    La democracia no es exclusiva de los países desarrollados  y la cultura política de una sociedad no es estática.  Somos seres culturales y en la cultura se desarrolla lo instituido por el orden y su mecanismo de conservación,  pero también lo instituyente, es decir,  nuestro poder para ir cambiando lo instituido e ir aprendiendo a cuestionar muestra subjetividad formada en una cultura que sigue reproduciendo  antagonismos entre los distintos grupos sociales como orden instituido. Esa Subjetividad que se forma, también se transforma… cuando nos damos cuenta de “nuestros males construidos” y vamos generando propias estrategias… desde nosotros mismos, buscando alternativas y alternativas de las alternativas, para que podamos pensar,  sentir y actuar en una cultura política centrada en la libertad de pensar en el otro o los otros que la pasan mal y aceptar que existimos para ser libres y luchar por la “democracia” , no solo mía sino de todos.-

 

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