Historia, Ciencias Sociales y Políticas
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Tercer Trimestre Ciencia Política
Régimen Político y Cultura Política
La cultura política da lugar al régimen político, pero también el régimen político condiciona la construcción de esa cultura política. El orden social, político y económico, instituido se respalda siempre en la cultura política construida en el tiempo, que crea una subjetividad favorable a la reproducción de ese orden. La cultura política incluye nuestra comprensión del mundo político, nuestras representaciones sobre el poder, la autoridad, las relaciones sociales de poder, el conformismo social, lo lógico e ilógico… nuestras creencias previas de como son las cosas y como deberían ser. Creencias, valores y acciones políticas culturales compartidas que dan legitimidad al ejercicio del poder de las instituciones políticas, es decir a los Regímenes políticos, que son el conjunto de instituciones organizadas y establecidas por las clases dominantes que regulan la lucha por el poder, su ejercicio, el modo de conservarlo o recuperarlo y la convivencia social en el marco de un sistema ideológico. Establecen las pautas, reglas y procedimientos del juego político en cuanto al ejercicio, participación, representación y distribución del poder en la relación sociedad política (gobierno) y sociedad civil (pueblo, ciudadanía) que permite relacionarlas y diferenciarlas como: régimen democrático, (parlamentario, presidencial) autoritario y totalitario entre otras múltiples tipologías.
Las democracias pluralistas aceptan las diversidades y desacuerdos, los regímenes autoritarios prohíben su expresión pública y los sistemas totalitarios pretenden eliminar mediante la remodelación de las subjetividades. En cuanto a las características globales los regímenes democráticos el ejercicio del poder se manifiesta en la representación y participación del pueblo; competencia y pluralismo de los partidos políticos para acceder a los cargos públicos; legalidad y legitimidad respecto a la autoridad, sufragio, elecciones periódicas, derechos y garantías individuales, dialogo, tolerancia, igualdad de oportunidades, posibilidades y ante ley…, donde se distingue dos tipos de regímenes democráticos, susceptibles de numerosas variantes: los regímenes parlamentarios y los regímenes presidencialistas. El Parlamentarismo se inicia en Inglaterra con la Gloriosa Revolución de 1688 donde el poder pasa del rey al Parlamento dominados por burgueses y la Monarquía se convierte en una monarquía Parlamentaria y “el rey reina pero no gobierna”. Los miembros del parlamento elegidos por el pueblo son quienes eligen al Primer Ministro (jefe de Estado)y el gobierno. El parlamento está compuesto por la mayoría del partido del gobierno a quien pertenece el Primer Ministro se hace difícil destituir al gobierno. El presidencialismo, el presidente de la República elegido con el voto directo del pueblo, forma el poder ejecutivo unipersonal que tiene amplias atribuciones lo que origina una mayor preponderancia sobre los poderes legislativo y judicial. Su origen aparece en la Convención de Filadelfia de 1787 (Constitución de Estados Unidos), como una adaptación de la monarquía del siglo XVIII a la forma republicana de gobierno. El presidente elegido por el pueblo y de duración limitada ocupó el lugar del rey, y fue controlado por el Congreso, como el Parlamento limitaba al monarca en Inglaterra. Latinoamérica tomó como modelo el presidencialismo estadounidense adaptado a nuestras características culturales.
En los regímenes autoritarios un líder y un grupo pequeño, ejerce el poder en beneficio propio controlando que su autoridad no sea cuestionada en todas las actividades sociales, económicas, intelectuales y políticas, a través de los aparatos represivos y simbólicos del Estado. Existe diferentes estrategias para conformar a la opinión publica como, enemigos públicos, inseguridad, demonizaciones, mitos… para que la sociedad se ampare bajo el Estado, que de esa forma justifica métodos autoritarios que limitan las libertades publicas. La participación política de partidos políticos y sindicatos son limitadas por diferentes estrategias de control como multas, quita de personería jurídica, persecución judicial o cárcel por no aceptar el disenso (desacuerdo), mucho menos las movilizaciones callejeras que son rápidamente reprimidas. La obediencia implica una sumisión incondicional porque la autoridad debe ser obedecida aunque quienes lo hagan no estén de acuerdo. Todo sistema autoritario conserva el poder mientras la población permanezca sumisa o mientras pueda mantener su fuerza, el apoyo de los sectores dominantes de cada sociedad. A diferencia de los regímenes autoritarios, los regímenes totalitarios no buscan un orden público aparente, sino un orden que cuenta con la adhesión activa e incondicional de la población, que exalta la figura del líder, del partido único, de la ideología y de la jerarquía social, como en el fascismo italiano, nacismo alemán o el Stalinismo soviético. La búsqueda de enemigos internos y externos junto al control de todos los medios de comunicación como la televisión, cine, diarios, libros…y de los medios de poder como la justicia, la educación, la economía y el sistema policial represivo del Estado, el régimen garantiza su conservación.
En ese juego político entre el poder y la autoridad, tradición y memoria, Argentina y toda Latinoamérica, la cultura política construida acepta gobiernos autoritarios por la “mala costumbre” que tenemos desde que logramos nuestra independencia en el siglo XIX reforzada luego por tantos golpes de Estado del siglo XX realizado por los militares y los sectores de poder dominantes. Adoptamos una democracia presidencialista de acuerdo al modelo estadounidense, pero con la cultura política autoritaria heredada de la conquista y colonización española que tenia por fin la extracción de nuestras riquezas. Esta cultura fue reproducida por la clase dirigente revolucionaria y por los caudillos y luego por toda la clase política originando un personalismo autoritario en una concepción de la política como un juego de conveniencias y beneficios personales y partidarios, dando como resultado democracias procedimentales (solo derechos políticos) alejadas de democracias sustantivas (ejercicio de todos los derechos políticos, sociales, económicos, culturales).
Los regímenes políticos generan relaciones sociales de poder reproduciendo una forma de cultura política que puede ser democrática o no. Las nuevas formas de totalitarismo del siglo XXI, representado por la hegemonía del poder financiero mundial que genera grandes desigualdades sociales en el mundo, naturalmente aceptadas, favorecidos por el poder de los medios de comunicación que crean un pensamiento único, junto al resurgir de gobiernos autoritarios de derecha, como el de Trump, los de Latinoamérica, o los diputados neonazis, neofascistas que ocupan bancas en el parlamento europeo están estableciendo un nuevo orden construido desde el poder financiero, el racismo, la xenofobia, y el patriarcado, un "habitus político" (esquemas mentales de percepción, apreciación, evaluación de la realidad) una forma de ver, creer y actuar, pero así como la cultura política legitima el régimen político, también es el ámbito donde se produce la lucha por el poder para la transformación posible y en eso los movimentos sociales, en el mundo tienen mucho que contar.-
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